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Hubo un desfile cuando era niño, y él construyó para mí un carro decorado como un castillo de Mickey Mouse. Ese momento quedó grabado en mi memoria como una muestra de lo que la imaginación puede lograr. También tengo que mencionar a mis tíos, tías, primos y primas. Cada uno con su propio talento y creatividad, siempre me hicieron sentir que yo también tenía algo especial que ofrecer. Me alentaban a mejorar y a no rendirme nunca, recordándome constantemente que veían un gran potencial en mí. Esos primeros años fueron el cimiento de lo que soy hoy. Fueron momentos llenos de amor, apoyo y una creatividad que me rodeaba por todos lados. Esos primeros bloques, que comenzaron como juegos de un niño soñador, se convirtieron en las bases de un sueño que ahora se hace realidad.